viernes, 2 de diciembre de 2011

La apuñalada

El sueño había sido el más vívido que Bruno experimentó. Pero era el mismo sueño que lo perseguía hacía unos meses. Se despertó asustado, sudando, con la sábana pegada al cuerpo. Por un instante no recordó absolutamente nada del sueño, a pesar de que siempre era el mismo. Saltó de la cama y corrió al baño a vomitar. Un líquido amargo salió suspendido de su boca con pequeñas manchas rojas. Bruno miró un rato aquello que yacía en el inodoro y luego tiró de la cadena. Una vez más suspendería el chequeo médico que le había prometido a su madre. No tenía tiempo ni ganas. Puso música en la computadora y se metió a bañar. Unas horas después estaba dirigiéndose a la casa amarilla, cerca del puerto. Aunque él había salido de la casa creyendo que iba al trabajo, como todos los días. En el camino, Bruno se encontró con César, su amigo. Se saludaron cordialmente y arreglaron en encontrarse el fin de semana. César se enteraría de la muerte de su amigo tres días después de este encuentro. Fue la última persona que lo vio vivo.


(Noticia publicada por el semanario “El Orden”, de Puerto Deseado, Santa Cruz, el día 26 de febrero de 2011)
Encuentran muerto a un joven apuñalado en su casa
En la madrugada del día sábado, encontraron el cuerpo apuñalado y sin vida de Bruno Mauricio Espinoza, de 26 años. El joven fue hallado por su padre, quien se dirigió al departamento de su hijo “porque hacía tres días que no me podía comunicar con él”, declaró el señor Espinoza.
(…)
 El cuerpo fue retirado del domicilio de la víctima, ubicado en la calle Colón al 900.Los vecinos aseguran que el joven no era de recibir visitas en su hogar. No se registraron signos de violencia dentro del domicilio y  aún no hay sospechosos del asesinato.



(Del diario íntimo de Bruno Ramiro Espinoza del 19 de enero de 2011)

…El cielo era rojizo con una mezcla entre violeta y anaranjado. Parecía un cuadro pintado al óleo. Un cuadro gigante que cubría la inmensidad del cielo, pero que de a poco se iba oscureciendo hasta quedar completamente negro, como los ojos de ella. Pero hasta entonces yo no sabía nada, no la conocía. No tenía miedo. Helena, apareció de repente y me dijo al oído todo lo que debía hacer. No le pregunté nada. Solo obedecí. Debía llegar a la casa de chapa amarilla, y buscar un sobre que estaba adentro, en algún lugar y así, de alguna forma  lograría evitar la desgracia…

Bruno se despidió de Cesar y siguió su camino. Dobló por la derecha y vio a lo lejos el Muelle Ramón. Sin saber porqué aceleró el paso hasta llegar al borde del muelle. Se quedó observando el mar calmo. El cielo comenzó a oscurecerse temprano, pero esto no le extrañó en absoluto a Bruno. En sus sueños todo ocurría entre sombras. Bruno creía que estaba en un sueño más. Por eso comenzó a hacer  lo que Helena Muñoz le había indicado.

(Fragmento del diario íntimo de Bruno Ramiro Espinoza del 26 de enero de 2011)

…La calle estaba poco ilumina. Caminé un par de cuadras y de pronto me di cuenta que a un costado del camino había un cementerio de cosas viejas. Vi botellas de todos los tamaños y colores. Cuchillos con marcos tallados. Algunos parecían en buen estado pero no me atreví a tocar nada de aquello. Todo comenzó a resultarme sospechoso. Como si me diera cuenta que estaba en un sueño, pero no lo podía terminar de asimilar. Había un baúl viejo y desvencijado con ropa sucia que desbordaba por los costados: sacos viejos, camisas ajadas, zapatos doblados, y el vestido. El vestido de graduación de Helena Muñoz. Todo estaba bajo una gran tela de araña que parecía de cotillón, pero era real. Y yo no quería conocer a la creadora de semejante obra…

El viento y la lluvia patagónica habían dañado la pintura, pero a lo lejos se notaba el amarillo de las chapas.Era la única casa de esa manzana. El resto estaba cubierto por matas y yuyos donde las ratas construyeron sus nidos. La casa estaba al frente del colegio en el que Bruno había estudiado y se había egresado. Oía la música que se filtraba por las puertas y ventanas del colegio y llegaba hasta donde se encontraba él: frente a la puerta de la casilla amarilla. Y entró…

(Fragmento del diario íntimo de Bruno Ramiro Espinoza del 3 de febrero de 2011)

…El sobre estaba en el tercer cajón del mueble que estaba cerca de la puerta. La casa tenía pisos de madera y crujía cuando caminaba. Había un cuadro de una mujer que miraba de frente, directo a los ojos. Tuve miedo de aquel rostro. De aquellos ojos. El sobre parecía contener un libro o un cuaderno, pero algo me decía que era el diario íntimo de Helena. Ahí salía el porqué del suicidio de los trillizos.

Bruno salió de la casa amarilla cerca de las diez de la noche. Nadie lo había visto. La calle estaba desierta. En el cielo no se veía ninguna estrella. El viento de mar se hizo sentir y Bruno sabía que debía apresurarse en entregar el sobre antes de que ocurriera aquello…

(Fragmento del diario íntimo de Bruno Ramiro Espinoza del 26 de febrero de 2011)

…Cuando llegué a la calle que da al muelle, noté que el camino comenzaba a iluminarse. Me alejaba de aquel cementerio de objetos. Y de pronto vi en el asfalto la sombra de tres siluetas iguales. Parecíanlas sombras de una sola silueta, pero yo sabía que eran ellos tres. No tuve miedo. No tuve miedo porque tenía el sobre conmigo, el sobre que Helena me mandó a buscar mediante sueños. Y estaba pensando en esto cuando noto que una de las sombras acelera sus pasos y da un salto y los veo. Tenían los rostros morados, los ojos inyectados en sangre y las sogas aún colgaban de sus cuellos. Estiré mi mano para entregar el sobre. Helena lo quiso recibir pero sus manos muertas, fantasmales no lo pudieron sostener. Y el sobre cayó y dejó al descubierto su contenido: fotos de mi egreso. La foto con mis padres sonriendo. La foto con el grupo general. La foto con Cesar. Todas metidas dentro del sobre.  En todas las fotos aparecía ella, aunque en ninguna le pude ver el rostro. Pero ella estaba ahí, en mi egreso, con un vestido plateado…Entonces sentí el frío del filo del cuchillo en mi panza y caí… 

Bruno volvió a su casa como cada día después de trabajar. Cenó en silencio y se dirigió a su habitación. En la cama sintió una puntada en la panza, pero enseguida concilió el sueño. A las seis de la madrugada corrió al baño y comenzó a escupir sangre. El inodoro quedó teñido de rojo. El padre lo encontró tres días después de aquella noche, en que Helena Muñoz y sus hermanos lo apuñalaron en el sueño por última vez.


(Noticia publicada por el semanario“El Orden”, de Puerto Deseado, Santa Cruz, el día 26 de febrero de 1985, y hallada dentro del diario íntimo de Bruno Ramiro Espinoza)
Suicidios en el Muelle Ramón
El domingo pasado, cerca de las siete de la mañana fueron hallados los cuerpos de los trillizos Muñoz, quienes colgaban de unas sogas  de las vigas del Muelle Ramón. Los cuerpos fueron retirados por la policía con ayuda del equipo de rescate de Prefectura Naval Argentina.
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Los hechos se dieron después de la fiesta de egreso que se celebraba en el Colegio Polimodal Nº 24. Los hermanos Muñoz se retiraron de la fiesta cerca de la medianoche, según la directora del establecimiento.
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No es la primera vez que  la familia Muñoz sufre una tragedia como esta. El mes pasado se encontraron los cuerpos mutilados de los abuelos de los Trillizos, quienes vivían en la casa amarilla, a pocos pasos del Muelle Ramón.
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Los vecinos de la localidad temen que los hechos estén relacionados con alguna secta o con la brujería…






Febrero 2011- 2 de diciembre de 2011

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