PERSONAJES
Doña
María
Jimena
Don
Carlos Oyarzo
ACTO PRIMERO
(La casa es chica, hay una mesa de madera con
cuatro sillas también de madera, un mueble con algunos libros y una radio vieja,
un sillón, un reloj de pare, de un lado y un cuadro con la foto de Don Carlos Oyarzo
un poco más allá del reloj. El reloj marca las cinco y veinte de la tarde desde
hace años. Jimena, una nena de diez u once años, con un vestidito celeste y dos
trenzas a los costados, está sentada y sobre la mesa tiene revistas, recortes y
una tijera. Entra Doña María, con una pollera larga, un suéter y un chal sobre los hombros. Canosa y media
encorvada camina paso a paso hasta sentarse en el sillón)
Doña María.-La casa está diferente, ¿te das cuenta?
Jimena.- (sin apartar
los ojos de lo que recortaba y bajito, como para ella misma) Ya empezamos…
Doña María.- ¿¡Lo qué!? ¿Qué decís, Jimena?
Jimena.-Que la casa está igual, que yo no moví nada…
Doña María.- Pero yo no me refiero a eso… ¿o vos te crees
que yo soy tonta y no me doy cuenta que los muebles están igual desde hace
años?... Yo me refiero a otra cosa, Jimena… (Mirándola) Pero qué vas a entender vos, mirá.
(Silencio. Sólo
se oye el ruido que hace la tijera mientras corta el papel. Jimena hace ruido
con la nariz, metiéndose los mocos para adentro)
Doña María.- ¡y vaya a sonarse la nariz, carajo! Todo el
día con esas revistas y esa tijera, me supongo que al menos es para el colegio,
me supongo yo. Mire la hora que es. Pusiste la pava?
Jimena.- ¿la pava, para qué?
Doña María.- ¿cómo para qué? No ves que van a ser las
seis… A las seis se toma el té, ¿o no sabés vos acaso?
Jimena.- Ahora preparo el té, abuela.
(Jimena ordena
las revistas y las deja sobre el mueble con libros. Después se va a preparar el
té. Doña María se queda mirando el reloj. Suspira)
Doña María.- Yo también soy más tonta… ya estoy vieja,
eso pasa... Qué va a saber la pobre criaturita de lo que yo le hablo. Pero está
distinta. (Mira el reloj y después el cuadro) Está distinta (susurra al cuadro. De fondo
se oye el ruido de tazas y cajones que se abren y se cierran. Jimena pregunta
fuera de escena)
Jimena.- ¿Va a querer pan con manteca y mermelada o con
manteca y dulce de leche?
Doña María.- ¡No me hables de allá que no te escucho,
Jimena! Lo hacés para hacerme gritar.
Jimena.- (asomándose) ¿Qué va a querer para el té, abuela?
Doña María.- ¿Qué hay?
Jimena.- Manteca, mermelada y dulce de leche.
Daña María.- ¿Mermelada de qué?
Jimena.-De durazno o ciruela.
Doña María.- Ciruela, como le gustaba a tu abuelo (se miran y se sonríen)
(Jimena sale de
escena. Doña María vuelve a mirar el reloj y la después la foto)
Doña María.- A veces, por las noches, te escucho cuando
me hablás.
(Se levanta y
se sienta en la mesa. Jimena trae las tazas y todo el resto. Toman el té en
silencio. Desde la radio se oye la voz de Don Carlos Oyarzo. Una voz apaciguada
y masculina)
Don Carlos.- Vieja, no le pongas tanta azúcar que te hace
mal
Doña María.- Solo una cucharadita
Don Carlos.- pero si ya vas a comer mermelada
Doña María.- ¡Una sola, dije!
Jimena.- Y si yo no dije nada.
Doña María.- Usted cállese que estoy hablando con su
abuelo.
Jimena.- Abuela, el abuelo murió hace años.
Doña María.- ¡cállese, le dije!
Don Carlos.- No le hables así, María. Es una niña, nomás.
Y ya falta poco.
Doña María.- Bueno, entonces no hablemos más hasta ese
día. No la dejan a una tomar el té tranquila.
(Jimena mira a
su abuela pero no dice nada. Toman el té)
Telón
ACTO SEGUNDO
(La misma casa,
solo que ahora se ve más oscura. El reloj sigue marcando las cinco y veinte.
Jimena está sobre la mesa recortando las revistas. Doña María sentada junto a
ella. Toma uno de los recortes)
Doña María.- Esta está linda. ¿Cómo se llama?
Jimena.- Es la misma que la de recién. Solo que acá está
rubia.
Doña María.- ¿La gallega?
Jimena.- No, la australiana
Doña
María.- Ah. No me gusta, entonces.
(Se levanta y se sienta en el
sillón. Jimena continúa recortando)
Jimena.-
Se va a quedar dormida, abuela ¿Por qué no se va a acostar? Ya es tarde.
Doña
María.- ¡Lo que faltaba! ¡Que una mocosa me mande a acostar!
Jimena.-
Bueno, si no quiere no. Pero se va a quedar dormida, como siempre.
Doña
María.- Usted siga recortando nomás, que si me duermo, me duermo y listo. Tanto
lío por nada. Y prenda la radio así cada una está en lo suyo. Pero si me duermo
y es tarde me despertás, eh.
(Jimena prende
la radio y se vuelve a sentar. Suena una zamba que poco a poco va perdiendo
volumen mientras va bajando la luz que ilumina a Jimena hasta quedar completamente
a oscuras. A su vez una luz ilumina a Doña María que se va quedando dormida en
el sillón. Se apaga la luz unos segundos y el escenario queda a oscuras. Cuando
se vuelve a encender, se la ve a Doña María de pie, junto al sillón sin que se
ilumine la mesa de atrás. Doña María observa al público, como buscando a
alguien)
Doña
María.- Se me fue… ¿Hace cuánto? (mira el reloj que acaba de
ser iluminado) Ya ni sé del tiempo.
Ese reloj nos mintió
toda la vida. Ese reloj nunca dijo la verdad. (Se apaga la
luz del reloj y ahora se ilumina el cuadro) Pero a veces
lo escucho hablar. Me dijo que me viene a buscar. ¿Y yo con quién dejo a la
criatura? Si apenas sabe preparar el té. Si lo único que sabe hacer es recortar
fotos de actrices y soñar que ella es una gran actriz. No la puedo dejar ahora.
Unos años más, le dije a Carlos, pero él me dice que no hay tiempo, que es
ahora. Unos años más, por favor.
(Don Carlos, un anciano vestido de
traje y corbata, se pone en pie entre el público a la vez que lo ilumina una
luz. Camina hasta las primeras butacas)
Don
Carlos.- María, tiene que ser ahora. Después va a ser peor. No podemos jugar
con la vida así.
Doña
María.- ¿Y la vida puede jugar con nosotros como quiere? Carlos, ahora no
puedo. Jimena me necesita.
Don Carlos.-
Yo también te necesito. Ya es tiempo, María.
Doña
María.- ¿Cómo se puede estar tan seguro, Carlos, cuando sabemos que el reloj
miente? El tiempo nos mintió a nosotros dos, Carlos. Y la vida te llevó a vos
para que yo muera acá, a pesar de que camino. La vida me dejó acá por Jimena. Y
por ella me tengo que quedar.
Don
Carlos.- Esta bien, María. Por eso te amé y por eso te amo, porque siempre
viviste por los demás. Primero por mí, después por nuestra hija y ahora nuestra
nieta.
Doña
María.- Te quiero a mi lado, Carlos. Quiero tocarte, sentir tus manos.
Don
Carlos.- Cuando el reloj decida decirnos la verdad vamos a volver a tocarnos,
mi amor. Pero aún falta.
(Se apaga la
luz que ilumina a Don Carlos. Doña María mira al público y sonríe con una
sonrisa picarona. Se apaga la luz del escenario. Cuando vuelve a encenderse,
Doña María duerme recostada en el sillón como la última vez que se la vio en el
mismo sitio. De a poco se va iluminando la parte de la mesa. Jimena apaga la
radio y ordena y guarda sus recortes. Mira a la abuela y al comprobar que
duerme, finge un desmayo sobreactuado. Se pone en pie, se acomoda el vestido y
se acerca al sillón)
Jimena.-
Abuela, se quedó dormida.
Doña
María.- ¿Qué hora es, niña?
Jimena.-
Las cinco y veinte. Pero ese reloj miente.
Doña
María.- Bueno déjame dormir un poquito más
Jimena.-
¿cuánto más?
Doña
María.- Hasta que el reloj decida decirnos la verdad.
(Se ríen las
dos. Jimena se pone en pie y sale de escena. Doña María se acomoda en el
sillón. Jimena vuelve con una manta. Tapa a su abuela, le da un beso y vuelve a
salir. La luz se va yendo poco a poco hasta que solo queda iluminado el reloj.
Comienzan a moverse las agujas de a poco a medida que se va cerrando el telón
final)
21 de septiembre de 2011- 03 de febrero de
2012