viernes, 28 de septiembre de 2012

¿Quién castiga a los grandes?

-Hola, señora. ¿Va a salir a jugar Carlito?
-No. Está castigado.
-¿Y por qué está castigado, señora?
-Porque se portó mal, ¿por qué va a ser?
-¿Y qué hizo que se portó mal?
-¡No seas chusma, querés! Sos igual a tu mamá de chusma.
-Mi mamá no es chusma, señora. Ella dice que usted es chusma.
-¡Ah, ¿sí?! Bueno, andá y decile a tu mamá que se vaya a la mierda.

(Portazo en la cara)

-¿No ibas a jugar con Carlito, vos?
-Sí, pero está castigado. Y la mamá me cerró la puerta en la cara.
-¿Por qué te cerró la puerta en la cara?
-Porque dijo que yo era igual de chusma que vos. Y yo le dije que vos decías que ella era la chusma.
-¡Cómo le vas a decir eso! ¡Andá para tu pieza antes que te agarre, mirá!

(Se encierra en su pieza)

-Hola, señora. ¿Está Fernandito?
-Sí, pero está castigado.
-Ah, porque mi mamá ya me perdonó y me dejó salir a jugar. ¿Usted no lo perdona y lo deja salir un ratito?
-No. Te dije que está castigado. Andá para tu casa.
-Bueno, señora. Chau.

(Da la vuelta de la casa y golpea la ventana de la pieza de Fernandito)

-Mi mamá me castigó y no me deja salir.
-Sí, ya sé. Mirá lo que tengo.
-¿Me convidás?
-Sí. Uno para vos y otro para mí. Tomá.
-Gracias.
-Mi mamá no quiere que me junte más con vos porque dice que sos chusma, igual que tu mamá.
-Yo no soy chusma. Tu mamá es la chusma.
-Sí, ya sé. Pero creo que ella no lo sabe. Por eso se enoja si le dicen chusma.
-¿Y vos no le podés decir a tu mamá que sí es chusma?
-No, porque me castiga.
-Ah. Mi mamá igual me castiga si le digo que es chusma. Ahora estoy castigado.
-¿Entonces no vas a salir a jugar?
-No, porque estoy castigado, te dije.
-Bueno, entonces me voy.
-Bueno.
-Chau.
-Chau. Gracias por el alfajor.

(Se va pateando piedras)

-Hola, Norma, ¿Cómo andás? ¡Tanto tiempo!
-Bien. Haciendo las compras, como siempre. ¿Vos cómo andás? ¿Cómo anda Carlito?
-Bien. Ahí anda. Está terrible. Cada dos por tres lo tengo que castigar. ¿Y Fernandito? ¿Cómo anda?
-Bien. Castigado por insolente. Te pido disculpas si te faltó el respeto el otro día.
-No te hagas problemas. Son cosas de chicos.
-Pero hay que ponerles límites, sino te salen como los hijos de los Sotos.
-O como los García.
-Peor.
-¿Te enteraste lo de Silvia Nuñez?
-No, ¿qué pasó?
-¿Tenés tiempo? Vamos a casa a tomar unos mates y charlamos, ¿querés?
-Dale. Vamos.

(Se van juntas, como comadres en desgracia)

-Qué bueno que tu mamá y mi mamá se hayan amigado.
-Sí, pero mañana seguro se pelean de nuevo.
-Sí, ya sé. Solo se juntaron para chusmear.
-Y a ellas nadie las castiga. ¿Quién castiga a los grandes?
-Nadie, porque sus papás ya murieron.
- Ah, cierto. Bueno, aprovechemos para jugar.
-Vamos, antes que mi mamá le cuente a tu mamá que la Silvia Nuñez se está viendo con tu papá.
-Uh, vamos. Seguro que hoy me castigan igual.

(Se van, los amigos, abrazados al parque de la esquina a jugar)






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