viernes, 25 de mayo de 2012

Sobre la muerte

"Hablamos como si supiéramos algo de ella", pensó Julián y puso tres hielo en el vaso que sonaron al chocar con el vidrio. Luego añadió un tercio de Fernet y dos de Coca. El líquido casi negro quedó sumergido bajo un colchón de espuma marrón. Lo revolvió y probó. Decidió agregarle un poquito más de Fernet y luego volvió a sentarse junto a los amigos. El tema de conversación era la muerte.

Rodrigo había perdido a sus padres en un accidente, pero él era niño y ya no recordaba sus rostros. Por eso comentó: "La muerte no tiene rostro. Y llega por la espalda" Nadie respondió a este comentario. Nombraron a Víctor Sueiro y su vuelta de la muerte, entonces la charla perdió la seriedad con la que se la trataba. Nada peor que hablar seriamente de la muerte.

Gabriela planteó que a la muerte se la debe respetar. "Hay gente que no respeta la vida, mucho menos va a respetar la muerte", dijo Julián. Gabriela ni lo miró. Hubo silencios, como si la muerte estuviera presente o como si la vida quisiera ausentarse. El ambiente, entre el humo y los tragos, se tornaba sombrío un viernes por la madrugada. A Julián no le gustaba hablar sobre la muerte y mucho menos respetarla. "La muerte no respeta, ¿por qué deberíamos respetarla nosotros?", pensó Julián y terminó diciendo: "Cuando muera, voy a volver y ser un fantasma. Y por las noches te voy a ir a jalar los pies... y te voy a sacar la bombachita" Los hielos chocaron contra el vidrio del vaso y el sonido invadió la casa. Gabriela rió, y rieron todos juntos. Después hablaron de la vida rutinaria y los pocos momentos en que se sentían vivos. Pero todos quedaron pensando en la muerte, sin rostro pero con respeto.

Rodrigo se encontró con la muerte dos años después y descubrió que sí tenía rostro, aunque lo recién descubierto se lo llevó a la tumba como un gran secreto. Gabriela la encontró veinte años después, peinando sus canas frente al espejo. "Te esperaba" le dijo Gabriela. Y se fue. Tan pendiente de la muerte que se olvidó de la vida, Julián murió mucho antes que sus amigos, pero él no se enteró y continúa caminando hacia el trabajo todos los día. Y todos creen que está vivo. Julián continúa esquivándola en cada esquina, todos los días.

agosto 2011- 25 de mayo 2012

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